Para disminuir la incertidumbre hay que profundizar en el proyecto.
Cuando una persona ajena al mundo de la construcción solicita a un arquitecto o ingeniero el precio de una obra particular y estos le responden que se requiere de un proyecto para saberlo esta persona se frustra y esto le puede llevar a tomar la muy mala decisión de iniciar una inversión sin proyecto.
El cliente potencial insistirá pidiendo una aproximación y al arquitecto no le quedará otra salida que dar una banda de costos unitarios que conoce por su experiencia. Esta banda de costos, obviamente, tienen márgenes de error muy altos y para lo que sirve es para establecer los límites de la inversión que el cliente está dispuesto a hacer.
Obviamente el proyecto no sirve únicamente para saber cuánto costará la obra, el proyecto se hace principalmente para crear una respuesta que se alinee a los requerimientos y aspiraciones del cliente, de los usuarios, de las ordenanzas y de la visión del arquitecto. A este grupo de personas y entes se les llama los involucrados (Stakeholders).
Aquí la palabra crear es clave para entender el porqué de la indefinición del costo. En la palabra crear está implícito que la carga de especificidad y novedad que manejarán los involucrados será alta y eso implica incertidumbre.
No siempre es necesario manejar con la mayor exactitud posible la estimación del costo de una obra futura. En oportunidades sólo es necesario saber una aproximación y en este sentido puede ser útil, a los fines de toma de decisiones, ir acercándose paulatinamente a un precio cada vez más exacto.
Es por ello que se manejan tipos de presupuestos, clasificados según su precisión en establecer el costo de una obra y para ello se han creados estándares e instituciones como la AACE (Association for the Advancement of Cost Engineering International) que es una asociación profesional sin fines de lucro que proporciona a sus miembros los principios y conceptos de gestión e ingeniería de costos. Si quieres saber mas sobre esta clasificación puedes ver el artículo: https://www.linkedin.com/pulse/tipos-de-presupuestos-domina-bqgoe/
Es muy interesante notar que la clasificación en 5 tipos está basada en el nivel de definición o madurez del proyecto, cada uno con rangos de precisión y esfuerzo de preparación típicos. Es decir que hay una relación inversamente proporcional entre el nivel de madurez del proyecto y por ende la cantidad de información disponible y el nivel de imprecisión del presupuesto.
En palabras llanas: Menos precisión del proyecto más incierto será el presupuesto, esto significa para el inversionista no especialista que el costo de su obra será mayor. A menor precisión del proyecto mayor el costo de la obra.
Como los proyectos implican una inversión previa sin garantía de retorno seguro por que entre las posibilidades a la que todo proyecto se enfrenta siempre está la de desechar la idea de hacer la inversión, entonces se puede crear la idea de que el proyecto no es realmente necesario. Claro está que, estos sesgos de ahorro son comunes mayormente en los principiantes, es decir de aquellos inversionistas que incursionan por primera vez en el mundo de la construcción.
La clasificación de los presupuestos según la madurez del proyecto nos ofrece la posibilidad de planificar la inversión y de gastar el dinero de manera racional.
Un presupuesto tipo 5 o conceptual (como también se le conoce) nos permite saber si está en nuestro presupuesto optar por esta inversión. Si nos decidimos por invertir, entonces se requerirá dedicar esfuerzo y dinero en el proyecto de detalle que nos arrojará la posibilidad de tener un presupuesto tipo 2 o 1 llamado definitivo o de control. En este nivel de madurez de proyecto tendremos información para controlar la obra y en consecuencia el costo final de ella.
Además, es bueno resaltar que, un proyecto de detalle te dará la información necesaria para contratar de manera segura la empresa constructora, no les dejará margen de evasión o incertidumbre para solicitar aumento de precio por supuestos indefinición del proyecto, malos entendidos y un sin fin de expedientes típicos de las malas contrataciones de obras. Y en honor de la verdad no siempre estos malos entendidos son achacables al contratista, muchas veces son responsabilidad del contratante.
Podemos concluir con esta sentencia un poco paradójica: El consto del proyecto lo pagará el ahorro que te ofrece el proyecto mismo. #proyectos #presupuestos #costos #arquitectura